LAS HUESTES DE DON RODRIGUEZ

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GALLETO
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LAS HUESTES DE DON RODRIGUEZ

Mensaje por GALLETO »

Las huestes de don Rodríguez
desmayaban y huían
viendo que a caer de un burro
las encuestas las ponían.

¡Válganos Cristo bendito,
y la su madre María!
-clamaban por lo bajini,
pues de laicos presumían-
aquellas las altas torres
de las Pajines que un día
por aquello de la cuota
a tan alto ascenderían;
aquellos los sus Pepiños
y la su casta bravía,
aquellos los Rubalcabas
-pronta sea su mejoría-
los de diabólica mente,
los de afilada gumía;
aquellas las sus Bibianas
de excelsa sabiduría;
aquellos los Sebastianes
los expertos en bombillas,
o su ojito, la Chacón,
la de imagen aguerrida…,
y otros muchos que lucharon,
muchos más que él echaría,
o bien porque le sobraban
o a sus barbas se subían,
nada ya podrían hacer
en bien de su cofradía,
contra ese pajarraco
que azules cielos hendía
por defender las almenas
del rodillo socialista:
¡Mal haya la gaviota,
malhaya quien la traía!

Y si así fuera en la Corte,
¿qué dice la baronía
que encastillada en sus feudos
aguarda ya la embestida?

No vengáis, ¡por Dios!, señor,
“con mi mal ¿qué ganarías?”
no quieras “cruzar el Tajo”,
no entres en Fuensalida,
que a las puertas Cospedal,
ya las tiendas alzaría;
que ha puesto ya presto el cerco
y acecha a las tierras mías,
y si te ven por aquí
raudos, veloces huirían
los míos, que no los suyos,
dudosos de tu valía:
¡No vengas pues ayudarme,
que mucho más me hundirías!,
clamaba así don Barreda
viendo el final de sus días.

Don Vara el de Extremadura,
no dice esta boca es mía,
pero sí se postulara,
que él atrás no quedaría,
cuando oyó que otros barones,
-baronas también había-
se probaban ya los trajes,
-mejor no nombrar la bicha-
los trajes que don Rodríguez
dejaría en su caida:
pues si vale un montañés,
y si vale una pubilla:
¿Porqué un extremeño no?
¿O es que peor yo lo haría?

Anda un tanto agazapado
en la asturiana cornisa
don Areces, y eso que
vino a verle la Santina
en forma de un tipo hosco
que un buen cable le echaría;
pero el dice que se va,
bien las cosas no vería.
No hablemos de don Iglesias
que en la Corte encontraría
siempre un micrófono a punto
para decir tonterías.
De Aragón salió por piernas,
huyendo de la estampida:
doña Rudí con los suyos
tomará la Aljafería.

Y allá don Griñán el triste,
que la finca heredaría,
-se trajeron a don Chaves
por aquello de la niña
aunque yo también barrunto
que mil cosas más habría-
allá don Griñán el triste
su gran feudo perdería.
Lo perderá por los eres,
perderá sus canonjías,
sus momios y sus prebendas
por lo de Mercasevilla,
por los dineros de Europa,
que a modo administraría
entre amigos y amiguetes,
tan sólo por la patilla.
Por colocar a los suyos,
¿cuántos dislates no harían?,
y por llevárselo crudo,
qué de enjuagues ¡madre mía!
¡Qué de miles de millones,
qué de vértigo las cifras!
Que aquello del cafelito
de suhenmano tal sería
-del hermano al que le han hecho
hijo, ¡jó!, de Andalucía-
como un cepillo al pasarlo
entre mil progres en misa.
La joya de la corona,
en latón se quedaría
y allá don Griñán el triste
llora su melancolía.

¿Y qué decir de Madrid
do el condado y la alcaldía
de la capital del reino,
golosos por su valía,
quedaran como otras veces
lejos, si lejos podrían?
Don Lissavetzki el polaco,
afamado deportista
que practica el sillón bal
por cualquier estadio o pista,
el que se apunta los tantos,
el de la fácil sonrisa,
de la villa de Madrid
quiere sentarse en la silla,
y don Gallardón lo espera
con toda su artillería:
¡qué será tal su debacle,
ni se sabe su cuantía!
Y el de Parla, un tal don Gómez,
de diseño un progresista,
el que con paraguas rojos
rollito y cursilería
asaltar, dicen, pretende
de Madrid la Autonomía:
se enfrentará a doña Aguirre,
en mil batallas curtida,
y de todas triunfadora,
la última, bien sabida.
Su cabeza, otro trofeo,
que pondrá en su estantería.

Y si importante es la imagen,
o sea la iconografía,
ya me dirán el porqué
porqué en su cartelería,
lo que es el puño y la rosa
en ninguno se vería,
lo quitan de sus banderas,
de sus pendones lo quitan;
y es que el Pesoe no vende,
está de capa caída,
la Pesoe ya no coloca,
no es ya lo que sería,
y a don Rodríguez le temen
más que a una disentería.

Las huestes de don Rodríguez
desmayaban y huían…
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Francisco I
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Re: LAS HUESTES DE DON RODRIGUEZ

Mensaje por Francisco I »

Magnífica adaptación. Sobresaliente, amigo GALLETO.
Con tu permiso me lo guardo en mi carpeta "joyas".
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GALLETO
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Re: LAS HUESTES DE DON RODRIGUEZ

Mensaje por GALLETO »

Eh!!!, que no es mío. Yo lo he visto en algún sitio y como siempre me han gustado los cantares de gesta, he creído oportuno compartirlo con todos los usuarios de este foro. Ls laureles cuando se merezcan. En este caso son de otro, cuya identidad desconozco.
Lo he cambiado de sitio porque me equivoqué al guardarlo. Un saludo.
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