EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL NUEVO MUNDO

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Hoy la cosa va de "elementos tóxicos". Pero no se trata de células malignas, sustancias venenosas, reptiles ponzoñosos, radiaciones cósmicas o similares.
Se trata de esos personajes que sin llegar a matar empuñando la espada o a dilinquir a la manera que entendemos los ciudadanos de a pie, obvian el perjuicio notable que causan a la mayoría de la humanidad asentando sus acciones u omisiones en la columna de "daños colaterales" de su peculiar libreto contable; todo ello, sin renunciar a la obtención de un máximo beneficio individual o corporativo. Sicópatas de guante blanco sujetos a los principios religiosos del solitario árbol de la avaricia; avaricia arbórea que impide ver el gran bosque de una justicia a menudo inocua, manipulada, acongojada y en ocasiones, cobarde. Y no se ven formas de acabar con ellos ni creo se acabará en plazo razonablemente corto, no; y no se acabará con estos prototipos de mentes enfermas porque las herramientas actuales se antojan ineficaces e ineficientes por desidia ciudadana, ya que es la ciudadanía la que hace posible se sientan blindados y respaldados por la propia Ley dictada a su imagen y semejanza. Ley que permite que cuando el dedo acusador de la justicia señala a jerarquías de las altas y no tan altas instituciones, a "pilares de la civilización", a oscuros y siniestros personajes del hampa financiera o a miembros destacados del "sistema corrupto" que los sustenta, la actuación se frene en seco: Por "precaución, seguridad e interés nacionalero... y particularísimo", predican. Y si la cosa se pone fea, aún queda el último recurso del RD gubernamental. Truco legal y permisivo presentado en sociedad como púber virginal disfrazado de interés "general", que en demasiadas ocasiones sirve de foco lateral creador de sombras, motivo para que el cambio y adaptación a la propia Ley sirva al particular interés del atiborrado estómago de la abeja reina, y a su vez, para impedir o retardar al máximo la labor de la propia justicia equitativa. No vaya a ser que... se salpique incluso al bíblico, paciente y santo Job.

Y en referencia a Job, el capítulo 31 de su Libro, (que según fuentes judaicas debe datarse hace unos 5500 años) explica bastante más claro que todos los doctores en filosofía moral, juristas y tratadistas de los últimos siglos, las esencias de lo Justo.
Y así, cuando Job se enfrenta al Dios judaico y manifiesta su sorpresa por las desgracias sobrevenidas a raiz de lo que él consideraba una vida cercana a la perfección, en su descargo alega, entre otras muchas, cosas como las siguientes:

"Si denegué el derecho a mi siervo y a mi sierva en sus litigios conmigo, cuando Dios se levante, ¿Qué haré?...Cuando pase cuentas ¿Qué responderé?"

"Si mi tierra protesta contra mí y sus surcos lloran juntos; si he comido sus productos sin pagar y explotando a sus aparceros...¡Que en vez de espigas den punzantes espinas y en lugar de cebada, ortigas".

"Si decían los hombres de mi tienda: ¿Hay alguien que no se sació con su carne?... Ningún extranjero pasaba la noche afuera, y yo siempre abría mi puerta al caminante".

Y si hoy la unidad de medida de éxito en la vida es el dinero... sin ni siquiera considerar que antes que el dinero debe de estar esa propia vida y la del semejante; semejante, en ocasiones sembrador de parábolas, que regularmente solo van a caer entre espinas 'pacoumbralianas' donde "las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto" [Mateo 13, 22], es porque vivimos en una Civilización de hipócritas, en una Europa de hipócritas, en un Mundo de hipócritas; Mundo repleto de concertinas emisoras de llantos, mutilaciones y música fúnebre, de alambradas, de muros, de indignidad y de miedos; y mientras, al igual que hace cien..., mil..., cinco mil años, los niños obligados a desplazarse proclaman a quien quiera oír y escuchar que no quieren emigrar a Europa, al norte o a occidente; que desean vivir y morir en el propio país donde nacieron sus ancestros; país donde nacieron ellos mismos; país en el que con sus escaseces, riquezas o miserias intentaron existir y crecer; pero sin injerencias de extraños, sin señores de la guerra dirigidos por extranjeros, sin garrapatas religiosas enfermizas,manipuladoras y parásitas, sin vampiros que a cambio de dinero y explotación proporcionan armas a tarados intelectuales y a analfabetos emocionales con el único propósito de incrementar los beneficios de una falsa, liberaloide y puñetera sociedad occidental corporativa, miserable y opulenta.

Desde el punto de vista moral y humano, no conozco dignidad más grande que el reparto de la escasez. Así que, asignar "cupos" de refugio a seres humanos vivos que huyen del sinsentido de la guerra que ellos no han provocado y de la miseria que ésta origina, clarifica el indudable estado de integridad moral que poseen las distintas sociedades tribales y sectarias constituidas por "el rey de la creación" occidental.

Saludos cordiales. Topo.

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Las propuestas circenses de un Rajoy "asustaviejas" , presunto "dialogante" (aunque sólo sea en la intimidad y con su propio ombligo supongo), descamisado, desencajado y tachando de "extremistas" a quienes no se dejan intimidar por su "persuasiva" capacidad de liderazgo (la aplastante derrota de su candidato xenófobo en Cataluña tendrá algo que ver); insinuando el paletismo político de quienes no se estremecen ante su porte de intelectual "estadista cultivador de la cydonia oblonga"; gesticulando cual unicornio cautivador ante mozuelas tontitas e intentando vender a la ciudadanía española (fuera no vende nada) una devaluada, por su obra y gracia, "marca españa", ya resultan más que patéticas; se me antojan prescindibles desde cualquier perspectiva y cristal con el que se miren. Pues bien, estas actitudes propias de jovenzuelo analfabeto y díscolo, y ese discurso almibarado en la superchería política, se parecen mucho a las rimas bucólicas y farsas pastoriles de aquellos charlatanes con furgoneta DKW- IMOSA que en las mañanas domingueras de postguerra llenaban de algarabía nuestras almas de chiquillo en las plazas de los pueblos.
Auténtica Geometría de Cornelis Escher aplicada en vena y que antaño permitía comprar una maquinilla de afeitar con mango de bronce y cuchillas "Palmera", un bote de "Zotal", unas jabonetas de "Chimbo Lagarto" ("Heno de Pravia" los más pudientes) o un par de mantas palentinas para pasar el invierno. Y todo el lote... ni por diez... ni por nueve... ni por ocho... ni por siete ¡señora!, ...por seis pesetas... qué digo... por cinco pesetas ¡oiga!, por un duro de papel con Isabel y Fernando... que monta tanto señora! ¡Y de regalo tiene usted un frasco de "Floyd mentolado vigoroso"... para que huela bien su esposo!

Una invitación contemplativa y paisajistica de arco iris satinado editada en braille y destinada a ciegos de nacimiento; ilusión paranoica del viajero intercalada entre dos túneles: Uno saturado, sobrecargado por los oscuros colores de la anterior corrupción atravesada por flechas, bigotillos e imperios de cara al sol, y otro de fríos verdes musgo y grises pardos prusianos cuyos recuerdos no alivian en nada la asfixia libertaria actual.

Pero más o menos, lo anterior viene a justificar lo presente y demuestra una vez más que "la corrupción forma parte de la naturaleza humana" (un siempre compungido ministro Margallo dixit). Afirmación que no difiere en nada de lo ya descrito en el conocido y viejo refrán: "Aquí el que no roba es porque no puede" y que en román paladino, oído, leído y tomado en consideración gracias al "personaje" que lo afirma, bien pudiera interpretarse como "Ciudadano, si usted no roba es porque no tiene acceso al cajón de los caudales". Y a lo que yo añado: "Qué bueno que viniste señor ministro, gracias por iluminar nuestras sombras neuronales con tus axiomas sociológicos; axiomas que sin duda influirán positivamente a la hora de conservar tan preciada poltrona, y mantenerte junto a tu jefe y demás adláteres, muy cerca del cajón".

Me temo que "PERDER" también forma parte de la naturaleza humana, y como tal, se debe de LLEVAR muy mal el temor a la más que probable derrota, salvo que antes, se haya LLEVADO uno todo lo que podía y algo más. Y ello, a pesar de que los otros españoles, los que sobrevivimos lejos de las cajas de dinero, los que pagamos impuestos pero jamás participamos del festín, los súbditos de a pie, estamos ya muy acostumbrados a perder; tanto, que nos asusta y hasta, a veces nos enfada, la posibilidad de ganar. Debe de ser una de las muchas razones por las que con cierta frecuencia, dejamos las cosas para LUEGO.

Y "luego" también será el momento en que ustedes, señores políticos actuales, cuyo guante blanco, entienden, forma parte de "la naturaleza humana (suya, por supuesto)", "confesarán" sus judicialmente prescritas fechorías contables y los retrasos a conveniencia del cómputo de las pérdidas de su lujuria inmobiliaria. Y lo harán como responsables y ante los ciudadanos de este abnegado País; pero "luego", desgraciadamente, la ciudadanía ya no seremos nosotros mismos, los actuales, sino nuestros arruinados "yos del futuro" . Y aún así, o tal vez debido a ello, nos vemos obligados a seguir sobreviviendo, a pesar de todo y muy a regañadientes. Porque lo importante es continuar adelante, seguir, y ¡que se jodan ustedes y nuestros "yos del futuro"!. Lo dijo Krugman hace unos días: "Hay que seguir aunque luego sea peor", pero habrá que hacerlo con tiket para otros trenes que no sean los de ustedes, y pilotados por nuevos maquinistas que no tengan tan desarrollado el miserable instinto corrupto inherente a "cierta" castuza humana.
No cuenten conmigo en su viaje alucinógeno. Su tren, si en algún momento lo hizo, ya no reluce por fuera, y el interior se presume embadurnado hasta el techo con su propia mierda. Disfruten de "sus" cajas ya semivacías, continúen con su despotismo indisimulado y si les apetece, rebócense ustedes mismos ahí dentro, en sus vagones clase premium, regocíjense en su neurótico paroxismo político falsoliberal y en las miserias humanas que la "naturaleza les ha concedido". No me inviten: Yo, paso.

Saludos cordiales. Topo.

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Los de abajo siempre nos hemos "matado" entre nosotros por recoger las migajas que se desprenden de las mesas de los que nos "organizan". Y ni siquiera nos podemos permitir pararnos a pensar en hacer algo para desafiar esa impuesta "legalidad organizada". Digo yo, que esto debe de ser así porque en el fondo, tanto el nacimiento como la muerte del ser humano suponen actos de suprema e instintiva cobardía individual. Y algunos, parecen reconvertir este elemento de frustración humano y personal, en psicópata acto de venganza contra el más débil.

Y hablando de "organización" y de venganza psicopática contra el débil, cuesta dios y ayuda entender el neoconcepto "separatista" que se quiere reasignar al término "servidor o empleado público", pues, ateniéndonos a la definición de Estado, todos los ciudadanos, se supone, somos servidores públicos. Y como tales, esos servidores públicos tienen o tenemos, como cualquier otro miembro de la comunidad ciudadana, iguales derechos y deberes , además de los atribuibles a la particular función de cada cual.
Así que, ésta nueva idea definitoria de servidor público o constructo de "taifa entre las taifas", no puede ser tal:

Porque no debe de fundamentarse en una perpetuación de metodologías inquisicionales, en la discriminación o en la concesión del privilegio periódico a través de la coacción y la influencia sobre un calculado goteo legislativo, con óptica de prevalencia para los "organizadores", y de escasez o nulidad para los demás. "¿Meritocracia?" basada en el rancio abolengo y la ancha sonrisa teñida de blanca porcelana, más propia de un sistema de castas que del nuestro, al que se le suponen signos democráticos.

Porque esa idea de compartimento estanco, de opacidad y de aislamiento del resto de la ciudadanía, lleva implícitamente aparejada la individualización, el ocultismo, el gueto; ideal para gestionar de forma calculada y canónica los parámetros que a juicio de la "organización" deben regular la gresca interna de forma proporcional al grado de desorientación u ocultación que se quiera ejercer sobre otros asuntos; asuntos éstos que se suponen, de mayor gravedad interna o de más calado y rechazo social.

Y porque este proceder, gestionado al milímetro por ese "ente superior organizado" bien cubierto entre bambalinas, -"ente" que, con indisimulado énfasis predica y ensalza los valores y virtudes castrenses envuelto en sus falsas y cínicas banderas de honradez, a la mínima oportunidad-, constituye por sí mismo una clarisima inmoralidad social que conduce hacia la sospecha permanente de conjura contra el propio Estado; y que, a su vez, obliga a esos "servidores públicos"y ante todo ciudadanos, a permanecer en estado de alerta permanente para escabullirse de las más que probables maniobras de amoralidad colaboracionista, en las que a menudo se pueden ver envueltos.


Así que, volviendo al principio, esas corrientes de actitud, de difícil explicación y encaje, bien se las pudiera definir, esquemáticamente, como "directrices hacia una esclavización gozosa a la vieja usanza americana". Esclavización que en realidad es pariente cercana de la tercermundización gozosa que otros (o los mismos) pretenden para la Europa sureña, en avanzado proceso de implantación o ya implantada en España por mor de las impresentables políticas exterior, económica, social e interregional llevadas a cabo en las últimas décadas, y que además, hemos permitido institucionalizar hasta constituir arraigo casi inextirpable. Inextirpable hasta tal punto, que a cada ciudadano, coartado e impotente, se le inculca la carencia de legitimidad suficiente para revelarse contra esas prácticas arteras empeñadas en asignar modo y estilo de vida al individuo o al colectivo a base de procedimientos intolerables de miserabilidad. O dicho de otro modo, métodos que en consonancia al primer síntoma de debilidad económica, irrumpen en lo social y propician la implantación y aceptación de buen grado: Del menosprecio, de la ingratitud, o incluso de la explotación intensiva de un individuo atrapado y cada vez más aferrado a la uralita de su techo favelado y a la supervivencia. Ahora sólo falta implantar a la ciudadanía la obligación de lealtad, pleitesía y aplauso diario hacia la bajeza moral de los "imprescindibles e inmaculados " próceres regidores y "organizadores" de nuestro mundano destino, a mayor gloria de sus extremos engaños, voracidad y avaricia. Pero todo se andará.

Saludos cordiales. Topo.

[ElTopo51]

Enlazando con la idea del mensaje anterior...

...Y como a toda acción se le opone una reacción y la "gestión canónica" de la "legalidad organizada" lo sabe muy bien, (que para eso han estudiado "ética" en el Colegio del Pilar además de carrera y máster en el Instituto Tecnológico de Massachusetts), la consecuencia del pensamiento descrito en el mensaje anterior, da pie al nacimiento de grupitos o minilobbies sociales más o menos buenistas de presuntos agraviados, en los que subyace el total y absoluto desconocimiento de la función de la sociedad jurídica, y que nos significamos públicamente como férreos pero inexpertos negociadores, descoordinados, victimistas, indignados, vociferantes, indefensos, a veces nada reflexivos y en no pocas ocasiones, (en concordancia con la elitista actuación de nuestros próceres) manipuladores del espíritu o incluso de la letra de la ley; cuando no, encontrando la auto-justificación a través de una escasa y retorcida consistencia jurídico-social de difícil encaje; y ocasionalmente, también con los poco probables o inexistentes ultrajes a nuestros "etéreos derechos", con intención de dar una apariencia de beneficio común a ésas, poco fundadas, demandas individualistas.

En el fondo de todo, como casi siempre, lo que cada uno busca es lo que el sistema, a fuerza de costumbre, nos permite extraer de él: Prebenda, beneficio propio o de unos pocos, en perjuicio de la gran colectividad. Y una vez conseguida la dádiva, la siesta vuelve a ser apacible, la pelota de la "discriminación positiva" ha sido rescatada y el "agravio", arrojado con cajas destempladas al tejado de los "vecinos" y, ahora les toca a ellos, no menos compañeros de viaje, proceder de ésta misma forma, de la otra igual de ruidosa, o de como la razón, la salud y el ánimo les dé a entender. ...Y vuelta a empezar de nuevo. La "gestión canónica" vuelve a triunfar. Nada nuevo que no emplearan ya Julio César y más tarde Napoleón, con la misma constancia y eficacia.

Ahora parece que la cosa va de conceder títulos o empleos honoríficos a empleados públicos retirados, empleos que por definición significan honra y no derecho a ejercerlos.
El objetivo aparente del "experimento grotesco" parece encaminarse a calmar un tanto, el excitado avispero sutilmente provocado con anterioridad ; contentar a los unos, pasivos enfermos, estropeados y adaptados a su realidad vital; moderados en actitud, de nula agresividad verbal y ahora satisfechos a través de un "derecho inexistente" o de muy dudosa existencia, pero considerado apropiado y honorable, ya que nada esperaban.

¿Pero realmente, qué consigue esta esperpéntica modificación de una nefasta Ley que, como las anteriores de 1989 ó 1999 no satisfizo ya en principio, ni a posibles tirios ni a probables troyanos?:

Establecer novísimos parámetros interpretativos de la Ley, encabronar hasta el paroxismo a esos otros pasivos no menos enfermos y lisiados que entendiendo la desigualdad que persiguen dichas interpretaciones, se muestran ahora más beligerantes y solidarios; cierto que algunos, extraordinariamente propensos a la construcción de falacias de diversa índole y razonamiento a modo de justificación a su anterior apatía; otros pocos, admirables por estrictos, por menos permisivos hacia lo "inverosímil" de la pretendida legalidad, en contraposición a los tácitos resignados; y también parece cierto que (una vez convencidos a regañadientes de la imposibilidad de mejora económica) ni los unos ni los otros, mostraron tal beligerancia contra la arbitrariedad en la exigencia de "los 20 años de servicio" que se antojan necesarios para acceder a la dádiva; exigencia propiciada o auspiciada al parecer, y según opiniones ajenas a las del que esto escribe, por "aspirantes a conseguidores" o "gallitos" pretenciosos, candidatos a disponer de corral propio dentro del estamento.

¿Loas al sometimiento sistemático y al conformismo servil por un lado?. ¿Ensoñación idealista y entierro del romanticismo liberal por el otro?. ¿O nada de nada?.
Y en medio, quienes aún piensan que los anuncios de detergente en TV, hacen por sí solos que la ropa quede más blanca, y que NO son sólo simples anuncios de soprofitos descubiertos "casualmente " por hombres expertos en "mercadotecnia psicológica", honorable ciencia desarrollada en el laboratorio experimental de la Escuela Económica de Chicago.

Y es que... bueno... aún no llegaron los tiempos en los que, sin duda, se repartirán más dosis de realidad que de ficción. En tanto, divirtámonos y dejémonos envolver por la fiesta del zombie, preludio de las otras, no menos paganas en el sentido alborotador y consumista, de finales de año.

Saludos cordiales. Topo.

[ElTopo51]

El enemigo se inventa, y en caso contrario se procura sea, justo aquel sistema que pretende que el ser humano asuma responsabilidades que delegó a lo largo de la historia. Aquel sistema que prescinde de pastoreo e implica cambios profundos que justamente desbancarían a la jauría de "pillos" que nos mean y nos dicen que llueve. Y ese es el discurso preferido de la derechona clasista, castuza y de clanes de siempre; imagen ficticia y panfletaria que los "abanderados del orden neoliberal" infunden a diario, destinada para consumo de cándidos e incautos sobre la otra forma de hacer política, y que ellos mismos bautizaron como "anarquismo antisistema". Concepto, cuyo arraigo en esta sociedad infantiloide e irresponsable, ya casi nadie les discute y al que los nuevos líderes falso-socialdemócratas se suman sin el menor rubor por si suena la flauta y "pillan cacho". Traidores de conciencia, bien se podría denominar a estos últimos; traidores a sus propios principios que con esa actitud y merecidamente, se van a dejar comer gran parte del electorado progresista hasta por las nuevas huestes ultraliberales ciudadánicas del "falangito" catalán; huestes que empiezan a dejarse notar a base de falsificar currículos "p'a pillar sitio", y que como hijos más o menos bastardos de las 500 familias, del caduco franquismo o del Ibex 35, ya se ven aspirantes a heredar jefatura y control del Gran Clan gerontocrático que les precedió.

Y esto ocurre, entre otras muchas cosas, porque una gran parte de la sociedad no tiene una mínima o suficiente aversión hacia los sistemas socio-económicos degenerados; sistemas en los que resulta muy difícil diferenciarse como marca política solo con la exclusiva bandera de la "virginidad incorrupta".
Y porque, los gobiernos de corruptos ya dueños absolutos de los medios, a base de paciencia, de imposición, de inducción al miedo y de propaganda aterradora, creen haber conseguido ya, que el "bicho" (lean votante) con conciencia ciudadana, sea equiparado a la viva imagen conceptual del anarquista sideral, cuando lo correcto quizás fuera, educar a esa misma ciudadanía para que entendiera que la corrupción es una conducta inmoral hacia las obligaciones del cargo que una persona ocupa. Y que lo que esa otra gente con supuesta virginidad incorrupta,(que aún conserva y usa a diario la vieja chaqueta política irreversible, impoluta y sin caspa), no viene a sembrar el caos. Solo trata de aplicar un nuevo intento por implementar el cambio definitivo hacia una democracia social similar a la de la Suecia de 1970, pero en la arruinada España del ya bien entrado siglo XXI.
Pero da igual, si se consiguiera cambiar el sistema todo iría muy bien hasta que el número de hijoputas por metro cuadrado,acumuladores de renta, se descontrolara de nuevo. Y sin lugar a dudas se descontrolaría, entre otras cosas, porque los cabrones seguirían sueltos. Es decir, cambiaría la cosa una temporada, para al final no cambiar nada. Y la historia de la humanidad, lo confirma.

Es una forma de pensar como otra cualquiera, pero para hacerlo de esta manera, además de los económicos, sirven como base argumentos de todas clases: sociológicos, políticos, ecológicos, humanitarios, antropológicos y otros, que reflejan también el pensamiento de los únicos economistas decentes que han existido, y que por esa misma razón de decencia, se consideran clásicos: Adam Smith, David Ricardo, Marx y Keynes.

Y para quien tenga preferencia o elija seguir sosteniendo una filia un tanto rojera -tan digna de respeto como cualquier otra, supongo- (ya saben que Adán "El Rojo", está hecho de tierra, de arcilla roja de alfarero, como el ladrillo de Al-Hamrá, "La Roja" granadina), creo firmemente que, salvo Jesucristo y Julio Anguita, no he sabido de la existencia de otros "rojelios" congruentes destacables a lo largo de la historia.
Porque se debe de entender claro está, que ya no parece aceptable sentirse más o menos "rojeras" para mostrar inconformismo con la desigualdad latente: El personal más azulón o incluso el magenta ya se ha acostumbrado a preocuparse más por quienes parecen estar mejor que ellos y NO por quienes viven mucho peor, o por quienes simplemente, no viven; y, los demás colores primarios y no primarios del arco iris, van por el mismo camino; y además, si volvemos la vista atrás, la confiscación de bienes solo se daba en los detestables regímenes fascistas y comunistas de "rojos con cuernos y rabo"; ahora, sin éstos diablillos "coloraos", cualquier prestamista con sonrisa de porcelana, "ángel exterminador", pisitófilo de braguetazo, especulador, vendedor de armas, numerario del opus con cilicio propio, buitre mafioso o director de banca terruñística e identitaria, lo hace amparado por las leyes ultraliberales capitalistas y nadie se rasga las vestiduras.

Hoy, tener el pulmón izquierdo más pequeño (para dar alojamiento suficiente a un gran corazón) y derramar sangre roja (cuando te laceran la piel y queda a la intemperie el torrente sanguíneo), no tiene importancia entre humanos.
Y es que el mundo de la implacable globalización nos hace más irrelevantes como individuos frente a la locura de la especie y del dinero. Irrelevancia absoluta por saturación. Olvido y reemplazo inmediato, automático. ¿Quién se acuerda de las miserias de las dos guerras mundiales? ¿Y de las otras? ¿Quién se acuerda de los muertos del 11 M , de los heridos, y de las familias de ambos?. Mundo de asfixia intelectual, sin ideas, como un gran ascensor inmovilizado donde todos aspiran pegamento y fuman resina de pésima calidad, donde los "colocaos" quieren la guerra para seguir "colocándose" y seguir viviendo despreocupados, a expensas de los cabreados que no la quieren.

Creo que fue Benjamín Frankin, o Confucio o no sé ya quién, el que afirmó: "Quien sacrifica libertad por seguridad, no merece libertad ni seguridad."


Saludos cordiales. Topo.