Pero, ¿existe alguna alternativa que supere al cuenco de arroz?
El periodista que quiera conservar su puesto de trabajo, sabe perfectamente lo que tiene que escribir. Mejor dicho, lo que se le exige escribir en beneficio de la empresa. Y en caso contrario y sin llegar más arriba, el Redactor Jefe le señala rápidamente la puerta de salida. De esa forma, la Dirección y el Consejo de Administración al servicio del Accionista Mayoritario que son quienes marcan la "línea editorial", en función a su vez, de la subvención encubierta y de los contratos de explotación publicitaria vendidos al mejor postor o incluso al BOE, quedan blindados en cuanto a responsabilidades derivadas de la aplicación de cualquier atisbo de violación de la ética periodística en lo referente a información tendenciosa, claustrofóbica o doctrinal .
Por otro lado, si reinase la
templanza (humilde "guiño" en agradecimiento al esfuerzo e inspiración del nuevo forero que más arriba se identifica con esta virtud cardinal, por si quiere sumarse al debate), bastaría con haber construido nuestra/su casa, barrio, ciudad, país, nación o estado y no se necesitaría otra protección que la del derecho público de propiedad. Pero como lo que está a la orden del día es la injusticia derivada de la avaricia (contrarias a la virtud), el reaccionismo retrógado exige que quien ha construido ésta, su casa, medio de vida, etc., esté también en condiciones de protegerlos; de lo contrario, resulta incompleto su derecho a ella, y el posible agresor tiene, al parecer, el "otro derecho internacional" de la fuerza bruta para ocuparla por la fuerza, destrozarla o incluso destruirla.
Pero la vieja, conservadora y multicultural Europa, permisiva hasta el vómito, parece que apuesta más por el terruñismo y el patrioterismo "nacionales" (para mí una tara intelectual fácilmente convertible en antisocial) que son aprovechados y muy bien utilizados, cual arma bacteriológica disgregadora, por las élites imperialistas de ultramar en sus guerras saqueadoras, o para trasquilar y ordeñar al borregamen "belicista aliado", según convenga.
Unos ponen la guerra en bandeja, los otros ponemos los muertos. Mientras, la industria armamentística gana hasta un 7% tras los atentados de París.
París, que bien vale una misa. ¿O quizás debiera decir, cientos de funerales?.
Nadie se fía de nadie en Europa. Rusia, proeuropea desde incluso antes que Europa existiera como "ente esotérico", ahora ya sin cuernos rojos, no se deja querer mas que a través de sus oleo-gaseoductos, quizás porque esté escarmentada y herida de tanto desplante; Alemania, a blindarse el ombligo, que es lo suyo; Francia clamando al cielo por la vieja "grandeur" y el uranio africano, y UK, quizás el más interesado en estas guerras de "baja intensidad", como siempre, a la expectativa y dispuesto para agarrar lo que le permitan los anglos del otro lado del Atlántico; y en el interim nos dejamos comer la tostada como continente, y desgajados como "unidad de destino en lo universal", permitimos, cuando no participamos, en esa retroalimentación activa y pasiva que hace que crezcan, cada vez más, enormes fauces en las cabezas de la Gran Hidra. Gran Hidra situada a tiro de piedra de nuestras vidas y haciendas, y que esos mismos comedores de la tostada, patrocinan y mantienen a 5000 millas de distancia.
Y ante esta perspectiva no cabe otra que revelarse y admitir la versión de aquel autor romano que hace ya casi dos milenios advertía a los patricios y senadores que:
"Muchos plebeyos y soldados romanos preferían vivir libres como bárbaros que ser tratados como esclavos bajo el Imperio". Pero no le extrañe a usted señora mía, que aún hoy día, además de los doctrinarios esclavistas de toda la vida que viven en la repelente salsa del propio beneficio a través del tráfico humano, haya quien encuentre la dicha dejándose subyugar por esa misma jaez esclavista, como ya sugiriera Jean Paulhan en el preámbulo de
"Historia de O"
A partir de ahí y con estas premisas, es muy poco probable que un líder político se convierta en verdadero estadista europeo, aunque para mi, esto sería de lo más deseable. ¿Quién apuesta por algún líder de Europa que
"piense en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones"?. Sin embargo, ésta fue una de las máximas de W. Churchill tras una segunda guerra europea imperialista y fratricida; máxima, perpetuada a través de sus memorias y aún no superada.
Yo, nunca he sabido con certeza absoluta quiénes son los buenos y quiénes los malos, y me encanta comprobar que existen otras gentes con similares dudas a las mías.
Saludos cordiales. Topo.