Gracias a todes? todxs? tod@s?
(Estoy intentando ser inclusiva, que está de moda)
Bueno... fuera bromas, gracias por vuestras palabras.
Hoy he ido a ver al instructor.
Lo que os conté ayer fue lo que él me dijo a mi. Pero se lió un poco con los números.
El Acta está exquisitamente realizada, nada de "copia y pega" como la de la Junta Médico Pericial Ordinaria.
No vienen incluidas las patologías que mandé por fax (ni falta que han hecho).
Me ha llamado poderosamente la atención que de las 12 especialidades por las que pasé, casi todas sean coeficiente 4, algún 3 y tan sólo un 5, en psiquiatría.
Pero se ve que tantos 4 y 3 que son Aptos con Limitaciones + un 5 da para la absoluta.
La psiquiatra, tal y como vaticiné, ha tenido la llave. Y ha reflejado que tengo un trastorno ansioso depresivo reactivo a situación endovivencial.
Nada que ver con lo que puso el anterior psiquiatra psicópata que afirmaba que entré trastornada al Ejército. Eso duele mucho cuando tienes una depresión porque no sabes si tu hijo se va a morir.
El instructor ya había hecho el papelito como que renunciaba a hacer alegaciones.
Era evidente.
Le pregunté por el paso siguiente y ya sólo queda pasar por la firma de la Subsecretaria de Defensa y la publicación en el BOD.
Me ha dicho que esté pendiente porque a veces se sale publicado antes de que a él le llegue la comunicación.
Y poco más...
Entré en el grupo de Facebook de mi Unidad y les dejé esta carta de despedida a mis compañeros.
Es un tocho considerable, os perdono si no la leéis, pero no quería irme del todo de allí dejándome flecos abiertos:
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Después de dos años de expediente de pérdida de aptitud psicofísica, por fin todo ha terminado y me pasan a retiro con una incapacidad permanente ABSOLUTA.
Lo que viene a ser que no soy apta para ningún trabajo ni oficio por la cantidad de patologías que tengo.
Como veis, si que estaba enferma y mi esfuerzo me costaba ir cada día al almacén a trabajar.
Independientemente de eso, no me pude despedir de vosotr@s, mis compañer@s durante tantos años.
Salí de la Unidad directa al hospital donde tenían que operar a Sergio a vida o muerte del tumor en el tronco cerebral, con sólo 4 añitos. Apenas un bebé.
Casi tod@s sabéis el sufrimiento que pasamos durante esos dos meses ingresados en los que aún no se había recuperado de una cosa y ya tenía otra nueva. Pérdida de líquido cefalorraquídeo, meningitis, hidrocefalia severa, mutismo cerebeloso, secuelas como la hemiparesia, dejó de hablar... Más operaciones...
Me hubiera gustado marcharme con el tradicional vino y recibir esa foto tan bonita del helicóptero sobre la Giralda como regalo de despedida.
Pero no pudo ser.
No sólo me perdí una despedida "oficial".
Por el camino os perdí también a much@s de vosotr@s.
Reconozco que en un arrebato, borré de entre mis amig@s del Facebook a tod@s aquell@s que no me mandaron ni un mensaje de ánimo durante nuestra estancia en el hospital y a los que no fueron a vernos con excusas y luego los vi en la cena de Navidad, ya que colgaron fotos en sus muros del Facebook.
Realmente llegué a sentirme muy sola.
Pero ya se me pasó el enfado y bueno... no guardo rencor y sólo me llevo lo bueno de esta Unidad.
En ella empecé hace 7 trienios y ella ha sido mi último destino.
Por eso quería deciros, a tod@s vosotr@s que compartísteis conmigo tantos momentos, que gracias al BHELMA IV, conocí lugares hermosos; personas de gran corazón, otras no tanto; que fui querida y quise; fui rechazada y rechacé; que me llevo bellas amistades y otros roces que no llegaron a nada específico pero que, en su momento, aunque fugaces, tuvieron gran significado; que fui mil cosas y me faltaron mil más; probé, disfruté; me odiaron y odié; tuve el gusto (o la desgracia) de ver caer a personas que me dañaron; fallecieron compañeros a los que lloraré toda la vida, olvidé y me olvidaron; fui importante y no fui nadie; estuve acompañada y estuve sola hasta la desesperación.
Lloré, amé, peleé, defendí, abusé y me abusaron, rompí estructuras, construí otras y las volví a romper.
Fui fiel, leal, aún con personas que ni siquiera lo pedían. Aprendí a reconocer a quien me apreciaba de verdad y a apreciarles de vuelta, aunque tampoco faltaron amistades no correspondidas.
A veces fui soberbia, a veces débil y frágil. Otras fuerte, capaz de cargar, no sólo con lo que me correspondía, sino también con lo que les correspondía a otros.
Siempre cambiante, siempre inestable, siempre tildada de loca, siempre buscadora, dramática, luchadora, tantas etiquetas que me pusieron…
Llena de ideales por los que luché, aunque se me fuera la vida en ello. Momentos en los que mi mente me insistía en que ya no valía la pena seguir... pero seguí y otros en los que me rendí.
Busqué respuestas siempre, siempre curiosa, siempre abierta a nuevas filosofías, a nuevas maneras de vivir, de pensar.
Una vida militar llena de aprendizaje.
Supe escuchar, hablé en su momento, callé mil dolores y grité otros tantos.
Entendí algunas de las lecciones, el resto quedará pendiente para otra vida, si es que la hay.
Fui la más fresa, la más hippie, la más cariñosa, la más cabrona, la que escucha, la que habla, la que negocia, la que se impone.
Al final, nunca fui nada y lo fui todo.
Ahora que me pasan a retiro, lo que puedo asegurar es que no voy a tomarme la vida tan en serio.
Empezaré a cuidarme para mejorar mi salud y concentrarme en sacar a Sergio adelante.
Vivir, disfrutar y sentir.
Un abrazo a tod@s y GRACIAS.
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Así que hasta ahora, es lo que os puedo contar.
Un abrazo y no decaigáis.
Esto se sabe cuando empieza pero no cuando termina.
Pero al final lo hace. Y a veces, hasta se le puede dar la vuelta a la situación, porque más jod.ido que era lo mío, imposible... Y mirad. Espero servir de ejemplo para que conservéis la esperanza.
Salud y amor para todos ❤❤❤