Sin entrar a valorar la legitimidad de cuantos expedientes se le puedan abrir a este hombre con la Ley y los Reglamentos en la mano:
El PODER, es una capacidad real (que puede ser legítima, autoritaria, legal, violenta, manipuladora...) de MANDO en su forma definitiva, y EFICAZ en cuanto a imponer obediencia; y ese poder a su vez y en ocasiones, se puede ejercer por el empleo de la fuerza, por manipulación, por coacción, por influencia o bien por consenso. En los aspectos exclusivamente moral y racional, pudiera considerarse que la expresión más aberrante del poder se manifiesta: cuando la obediencia se produce mediante coacción, y con el ejercicio de la fuerza a través de la manipulación. Manipulación que no pretende una relación entre orden y obediencia, sino que concluye la sumisión al otro, al que ejerce el poder.
Y la obediencia, por muy legal y legítimo que sea el poder, no debe dimanar en su aplicación a través de, o mediante la amenaza de sanciones o de intimidación porque no hay relación racional consciente entre mandato y obediencia, aunque bien es cierto que en ciertos estamentos fuertemente jerarquizados actuales, y para el ejercicio de sus poderes, no resulta ni se considera fundamental y necesario que la obediencia hacia la autoridad sea apoyada conscientemente por el razonamiento. De ello, y de otros antecedentes más complicados de explicar, se derivan restricciones de libertad individual por el simple procedimiento administrativo sin la intervención ni amparo del poder judicial.
No sé en otros, pero en este país, ciertos tipos de presunta inmoralidad presupuestos a estamentos con poder, herméticos y hasta ahora estancos, son muy difíciles de denunciar y hacerlo requiere antes, por si fuera necesario, realizar un "pacto faústico", con el diablo o con quien sea menester; esto es, recurrir a la doble moral en un intento extremo de que ciertas dosis de "realidad estanca", de verosimilitud, vean la luz y dejen en mal lugar al pillo, al encubridor, al colaborador necesario, y al que mira hacia otro lado ante la más mínima, o en ocasiones muy evidente sospecha de "pillería hermética". No sabemos si este Teniente, antes de penetrar en la selva, realizó éste u otro tipo de "pacto", o bien se le olvidó. O también puede ocurrir que se esté siguiendo la "hoja de ruta" prevista desde un principio por sus asesores.
En cualquier caso y pese a un, pienso, tan amañado y virulento, como ineficaz, absurdo y un tanto cobarde (no nos pisemos la manguera por un "desidente" y los demás... mejor a callar) corporativismo a la inversa, con base cuasi en la calumnia, que le niega el pan y la sal e intenta convertirlo en un Edwar Snowden a la española; su iniciativa y esfuerzo, ni ha caído ni caerá en saco roto, aunque a la larga olvide algunas "virtudes" castrenses y suscriba el pecado de la avaricia. Parece ser que existe una inmensa mayoría, "¿cualificada?", que desde dentro aboga por la idea de airear alfombras, cortinas y visillos. Una forma inteligente y sabia de acercar los ejércitos a la ciudadanía y que ésta, sin lugar a dudas, agradecería.
Saludos cordiales. Topo.